Un confinamiento de estrés
- Reportero Clúster Ideas
- 29 may 2020
- 3 Min. de lectura

El coronavirus llegó como una terrible sorpresa, puso de cabezas la vida de más de uno y obligó a las instituciones educativas a buscar estrategias que facilitarán la conectividad con sus estudiantes, así es como se comenzaron a implementar las clases virtuales. En la Universidad del Quindío se llevó a cabo un plan de acción llamado “La ruta de las oportunidades”, que consistía en capacitar primero a profesores y estudiantes, para luego retomar las clases a través de las distintas plataformas digitales. Sin embargo, muchas cosas no fueron consideradas y quedaron por fuera de todo esto; algunas clases que son demasiado prácticas, otras que exigen herramientas tanto digitales como físicas de las que muchos estudiantes solo tienen acceso dentro de la universidad y la dificultad que tienen otros para conectarse a internet para poder seguir con estos planes. Tristemente, las clases virtuales comenzaron a dejar algo que hasta el día de hoy persiste, el cansancio.
La Uniquindio intentó darle soluciones a estas problemáticas y de hecho, la mayoría ya están solucionadas, el problema es que no se solucionaron rápidamente. Prestaron computadores, instrumentos musicales, dieron internet, pero fue uno delante de otro, perdiéndose tiempo útil y estresando a los estudiantes por no saber qué hacer para nivelarse con sus compañeros. Por lo menos, así lo fue para los estudiantes de Radio de Comunicación Social-periodismo, quienes no contaban con las plataformas de edición requeridas y debido a la demora para su acceso, es la única materia hasta ahora de este programa que terminará las clases a finales de junio. Otros quedaron tan aislados con la cuarentena, que ni siquiera pudieron contactarse para acceder a las ayudas. Los profesores intentaron hallar una táctica para no aislarlos, pero finalmente se dejaron de oír sus nombres, como si nunca hubieran estado ahí.
Retomando lo del estrés, esto también hace parte de nuestra nueva vida. La cantidad de trabajos se vuelve exorbitante; pareciese que, al estar en casa, muchos profesores hayan olvidado que teníamos una vida fuera de la universidad. Es algo que acoge no solo a la Universidad del Quindío, ni a las universidades de Colombia, sino a las de todo el mundo, como lo muestra la noticia del diario El País “Me da más ansiedad la universidad que la pandemia”, sobre la ansiedad por la que pasan los estudiantes en Cataluña o la de El Tiempo Salud mental, clases virtuales y educación superior, que habla sobre un estudio hecho por el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana, donde se dicen las consecuencias que puede tener el encierro y la poca socialización en los universitarios.
Los estudios sobre estrés en universitarios se han realizado desde mucho antes que comenzara esta pandemia, sin embargo, este hecho lo empeora aún más. La ansiedad se ha vuelto algo común, tal vez hasta puede llegar a dejar ciertos traumas. De hecho, se espera que para el próximo semestre haya una deserción masiva en todo el país, según el LEE. Pasar de educación presencial a virtual con los mismos horarios y los mismos temas, es lo que provocó estos altos niveles de estrés. Sin duda, para el próximo semestre deberán entrar a reestructurar esta modalidad.
Como ya lo dije anteriormente, no se le debe eludir la culpa (por lo menos no enteramente) a la Uniquindio por esto, pues es un problema internacional. La sorpresa de tener que adaptarse tan rápidamente no dio para más. Afortunadamente, la universidad todavía tiene canales de ayuda y mejoramiento como lo son el área de psicología o el área de mejoramiento en técnicas de estudio de Bienestar Universitario, que pueden ayudar a alivianar la carga de los extensos trabajos y brindar una estabilidad emocional. De igual forma, he percibido que este ente académico ha querido colaborar con la situación de la crisis, estando pendiente de la salud de los estudiantes y con la construcción de respiradores. También, se han presentado gran cantidad de foros y conversatorios que nos dan estrategias para enfrentar esta situación desde las diferentes carreras. Pero si no tenemos tiempo para los trabajos y siempre estamos sumidos en el estrés, ¿Cómo vamos a poder aprovechar esto que se nos ofrece?
Anderson Peláez Castro
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